Cuando oramos lo hacemos como iglesia. El mismo don que nos hace hijos nos hace también hermanos, en camino hacia el hogar de la Trinidad. La oración litúrgica está llamada a ser la oración de todo el pueblo de Dios. - Una oración comunitaria, celebración de la Iglesia, que es sacramento de unidad. - Una oración creativa, actualización de la novedad de la salvación. - Una oración centrada en Cristo y su misterio, para vivir de él y dar testimonio de su amor en el mundo. "La liturgia nos une a la fiesta de Dios con toda la humanidad".
"La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia" (SC 7).
Con la celebración de la Eucaristía y de los sacramentos, mediante la proclamación de la palabra y el canto de las alabanzas divinas, cada comunidad se edifica y se renueva, expresa su comunión con la Iglesia universal, y colabora eficazmente a la venida del Reino.
Es una oración estructurada que realiza la Iglesia. En esta oración se rezan himnos, antífonas, salmos, etc. Pero la mayoría está extraída de la Biblia. De tal forma que al leerlas, meditarlas, y dirigirlas a Dios estamos usando las mismas palabras con las que Él nos ha hablado. Y esperamos, que al repetirlas, las reconozca y nos atienda. Al mismo tiempo le escuchamos y nos acercamos al Misterio de Dios.
Carmelitas Descalzas de la Federación de San Joaquín de Navarra. © 2015- 2021